lunes, 15 de marzo de 2010

desgana

Dejo de ser normal hace bastante tiempo.

Ahora se ha convertido en una capa invisible de dolor,

De recuerdos de vestigios soñados,

De ahogos de amores soterrados.

Un dolor de alcantarilla marchita,

De colilla olvidada y de zapato malgastado.

Un ahogo sucedáneo de un amor de verano.

Llego posándose lenta pero firmemente,

Lo inundó todo y todo lo ahogó,

Intentando acortarle kilómetros a los mapas,

Tratando de transformar el paisaje en nada.

Nos transformó a nosotros,

En tristes paranoicos perdidos perdiendo el norte,

Pero ansiando oler el sur.

Tratando de recordar el verde.

Perdidos, marchitos, fracasados.

Tratamos de guiarnos en sus cambios,

Sus evoluciones, sus reacciones y sus contusiones.

Pero no hallamos más que el sonido del goteo de su sangre desde los tejados grises.

Bajo un manto de un triste azul tornasolado.

Que nos augura que un cambio se asemeja, fuertemente, a la muerte de nuestra muerte.